Diez libros y más de mil artículos sobre China es el legado que dejó Carlos Tavares, "un brasileño con corazón chino" que falleció el pasado 15 de octubre a los 97 años de edad.

El presidente chino, Xi Jinping, destacó en 2014, durante su discurso ante el Congreso de Brasil, la trayectoria de Tavares, quien se dedicó incansablemente a estudiar a China y difundir información sobre el país asiático para el pueblo latinoamericano.

"Mi relación con China comenzó en 1971, cuando escribí el primer artículo sobre China para la revista 'Comercio y Mercados'. Había visitado Estados Unidos y Europa y vi el gran interés sobre China, entonces comencé a estudiar el país", recordó el periodista brasileño en entrevista con Xinhua en 2014.

Cuando China y Brasil todavía no tenían relaciones diplomáticas, Tavares contribuyó a abrir una ventana para que el pueblo brasileño conociera al país asiático.

Visitó a China por primera vez en 1990, a invitación de Xinhua y al regresar a Brasil, publicó diez artículos sobre China que generaron gran interés en toda América Latina. Recopiló estos artículos en su primer libro titulado "El despertar de China".

Tavares no solo escribió sobre la historia, la cultura y el desarrollo económico de China, sino que también sirvió de enlace entre los dos países.

El exembajador chino en Brasil Chen Duqing ha sido amigo de Tavares durante más de 30 años. "En 2006, llegué para mi asignación", cuenta Chen, explicando que en aquel momento "algunas industrias brasileñas consideraban los productos chinos como una amenaza y las voces negativas contra China iban en aumento".

Sin vacilar, Tavares desempeñó el papel de mediador, ya que conocía el desarrollo de China y tenía confianza en la relación de cooperación de beneficio mutuo.

Invitó a políticos y empresarios brasileños a reunirse e intercambiar ideas con Chen en Río de Janeiro, lo que mejoró la comprensión y el consenso bilateral, y contribuyó a dispersar las opiniones desfavorables sobre Beijing.

Desde 2009, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Brasil y la complementariedad económica y comercial entre los dos países se sigue fortaleciendo.

En reconocimiento por su contribución, la Asociación de Amistad China-América Latina y el Caribe le otorgó en 2010 la medalla de oro de los Amigos de China.

Según Qiao Jianzhen, amiga de Tavares y exdirectora del Instituto Confucio de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, el anciano brasileño no cobraba por dar clases y siempre resolvía con sus ricos conocimientos los malentendidos de los estudiantes brasileños sobre China.

"Nos preocupaba su edad avanzada y durante dos años no le invitamos a dar clase. Nos llamó y nos preguntó si nos habíamos olvidado de él. Cuando le volvimos a invitar se mostró muy contento", recordó Qiao.

Actualmente, Brasil tiene 11 Institutos Confucio y es el país latinoamericano con el mayor número de centros de esta institución. Cada vez a más brasileños les interesa China y empiezan a conocer el país y a difundirlo.

"Me mencionó muchas veces que donaría todos sus libros y materiales sobre China al Instituto Confucio en Río de Janeiro después de su fallecimiento", dijo Qiao, que ya está en contacto con la familia de Tavares para cumplir su última voluntad.

En 2020, Qiao regresó a China y se preparó para establecer la carrera de filología portuguesa en la Universidad Normal de Hebei. Al enterarse de esto, Tavares envió al campus un paquete de sus libros sobre China.

"Es una figura representativa para la amistad entre el pueblo chino y el brasileño. Su fallecimiento es una pérdida para todos. Pero creemos que, bajo la influencia positiva de los amigos de China de la generación de Tavares, China va a tener más amigos brasileños y la amistad bilateral entre personas será cada vez más profunda", expresó Qiao con mucha ilusión.

(Contribuyeron también a esta información los corresponsales de Xinhua Zhao Yan, Chen Weihua en Río de Janeiro y Huang Shunda en Beijing)